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Nos dijo que de camino a casa, pararamos
en el automercado y compraramos una bolsa de ciruela s y una docena de
donas. Nos pidió que nos sentaramos desnudos en el piso, y nos lanzaramos
las ciruelas y las donas uno al otro. Cada ciruela que cayera en mi vagina,
Juan tendrma que sacarla con la lengua. Cada dona que yo ensartara en su
pene, debía co merla allí mismo. Nuestra vida sexual ahora
es maravillosa, en verdad es mejor que nunca!" Con esas recomendaciones,
Mary habló con su marido y lo convenció de hacer una cita
con el mismo terapista sexual. Después del examen físico,
el doctor llamó a Mar y y Tomas a su oficina. "Me temo que no hay
nada que yo pueda hacer por ustedes", dijo. "Pero doctor, " reclamó
Mary, "usted resolvió el problema de Linda y Juan, seguramente tendra
alguna recomendación para nosotros! Por favor, no nos puede ayudar
de alguna forma?" "Bueno, esta bien; de camino a su casa, paren en el automercado
y compren un saco de naranjas y una caja de Fruty Lupis"